Un sencillo ejercicio para tranquilizar la mente

A todas las personas nos pasa que en algún momento nos sentimos “empantanados” o “colapsados” y necesitamos “apaciguar” las emociones o pensamientos que amenazan nuestro equilibro interno.
Si bien no existen “tips” disminuir esa ansiedad amenazante, una alternativa es hacer este breve ejercicio, focalizado en una función vital de nuestro cuerpo: la respiración.
Practicar de manera consciente una “buena” respiración está muy relacionada con el manejo del pensamiento y las emociones, sobretodo aquellas como el miedo, ansiedad, desesperación.
Es por esto que podrías intentar descubrir los beneficios de practicar una respiración consciente y profunda. No hay que obligarse a que resulte, a muchas personas les agrada este tipo de ejercicios , pero otras no sienten interés por estas actividades.
Necesitas para este ejercicio:
- Cinco a diez minutos.
- Un espacio tranquilo (puede ser el baño) y/o música que ayude a concentrarte. Puede ser acostada o de pie.
- Estar en una postura cómoda. Se aconseja no cruzar brazos, piernas y dedos de las manos.
- Disposición y confianza que este ejercicio servirá de algo.
Presiona el reproductor para seguir los pasos:
Para realizar este ejercicio, comienza por encontrar una postura corporal en que te sientas cómoda. Se aconseja no cruzar brazos y piernas. Coloca ambas manos sobre tu abdomen…Prestas atención a lo que está sucediendo a tu alrededor en este momento ruidos, temperatura, olor y luz.
De a poco vas atendiendo a tu cuerpo y comienzas a centrarte en tu respiración …. inhala lenta y profundamente, mientras cuentas mentalmente: uno, dos, tres, cuatro… al tomar aire no levantes los hombros, trata de llevar todo el aire que inhalas a tu abdomen… al dejar salir el aire te fijas en la caída del abdomen . La inspiración debe ser lenta y profunda, la expiración súbita y completa, incluso puede salir un ruido vocal.
Realiza este tipo de respiración unas cinco veces. Si sientes que te cuesta, puedes concentrarte en el camino que recorre tu respiración, en como responde tu cuerpo cuando entra aire y cuando sale.
Date cuenta como el aire que respiras por la nariz va entrando a todo tu cuerpo, sobretodo a aquellas zonas de tu cuerpo que están tensionadas (como agarrotadas).
Comienza por los pies… fíjate como entra el aire en piernas… glúteos… estómago…. Espalda… hombros…. Brazos y manos…. Luego nos vamos a la cabeza, rostro, frente, mejillas y mandíbulas…
Ahora le pondrás un color a esa tensión que identificaste en una parte de nuestro cuerpo y en cada exhalación (salida del aire) ese color va saliendo… Inhala… exhala, saca ese color de tensión… también puedes ponerle un color al aire que entra, es un aire positivo, un aire que limpia tu cuerpo.
Una vez que sientas que tu cuerpo está respirando con toda su potencia, que se ha impregnado de un color que te tranquiliza, te quedas unos segundos con esa sensación… y lentamente te vas reconectando con tu ambiente exterior, tomas contacto con los ruidos, temperatura, olor y luz.
Este tipo de respiración ayuda a cambiar el foco de atención, despejarse, bajar la ansiedad, pues nos hace respirar desde el estómago y no desde el pecho (que es donde la respiración pareciera cortarse y no cumplir con su objetivo). para llevarlo a la parte inferior de los pulmones; ahí se encuentran las costillas flotantes que por ser movibles permiten el ingreso de mayor cantidad de aire. Así podemos identificar el músculo del diafragma (este músculo es muy importante para distender el cuerpo).
En la medida que este ejercicio se hace todos los días, será cada vez será más fluido y se notará el cambio de emoción y pensamiento. Por ejemplo, antes de levantarse por la mañana, quite la almohada y recostada practique en su cama o en el baño de pie o en caso de sentirse abrumado en algún momento del día.